Miguel P. León Padilla
Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Domingo, 24. Noviembre 2024 - 09:42 Hora
Cristo rey del universo
1L.- La visión del final ilumina el presente de los humildes que esperan.
En su apariencia humana, es una revelación del poder salvador de Dios. Por el "hijo del hombre" se anuncia el reino de Dios, que llena el espacio y el tiempo de la historia y los rebasa.
2L.- Nuestra espera y esperanza no es pasiva, sino decididamente operante.
Cristo está allá, en la plenitud de la vida, y nos espera y nos estimula. EL es el punto Omega, al que converge toda la creación, y en el que esta pobre historia humana encontrará un final digno y glorioso.
Evangelio.- El Reino de Dios, proclamado por Cristo, no es de este «mundo» no está regido por las leyes de este pobre mundo afectado por la maldad.
PARA LLEVAR A LA VIDA
"Tú lo dices: Soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz."
Fue necesario que Jesús muriera por una acusación falsa del Sanedrín para que se mostrara al mundo la verdad: que el es rey; pero no como los reyes de este mundo.
La ironía envuelve todo el proceso contra Jesús, y una tremenda verdad se manifiesta en la farsa. Todo acontece como una burla, pero según el ceremonial de la entronización de los reyes de Israel (1 Re 1, 32-48): la coronación (Jn 19, 1-3), la aclamación del pueblo al que ha sido coronado (19, 5s), la entronización (19, 13-16). Sin apercibirse de ellos, han proclamado un rey escarnecido, "exaltado" en la cruz y glorificado por el Padre. El sentido de su reinado no es la voluntad de dominio y poder, sino cumplir en el mundo la misión de atestiguar la verdad. Y para esto no hacen falta soldados; solamente hacen falta testigos capaces de dar la vida. Jesús es el "Testigo fiel", el que sirve a la verdad como nadie.
Por eso es rey. Jesús es la Verdad misma.
No sólo es rey de Israel, sino de todos los que escuchan la verdad, porque es rey como testigo de la verdad. Sólo los que buscan y hacen la verdad le siguen y escuchan su voz.
Celebrar la fiesta de Cristo Rey es reconocer a Jesucristo como testigo de la verdad, como libertador de toda ambición mundana, de todo engaño del poder y fiebre de dominio.
Si "escuchamos" la voz de Cristo, rompamos con la mentira y el engaño, con el silencio cómplice. Cuidemos no caer en la falsía, la doblez y la impostura.
Sábado, 16. Noviembre 2024 - 08:42 Hora
XXXIII Domingo TO (ciclo B)
1L.-La visión apocalíptica sitúa el triunfo de los justos trás un juicio, al terminar la historia. Intenta consolar con esa perspectiva al pueblo de Dios en su mísera pequeñez, en su humillación y opresión. Al mundo de injusticia le sucederá un orden nuevo, en que los humildes tendran vida en plenitud. De este modo la esperanza perfora los densos muros de la angustiosa realidad del presente.
2L.- La religión antigua, creía un deber diario el arrancar a Dios su indulgencia. Pero el perdón ha sido obtenido una vez por todas y para todos los pecados.
La obra de Jesús es definitiva y perpetua, su Muerte y Resurrección han cambiado radicalmente el destino humano.
Cristo ya no está de pie ante Dios intercediendo por nosotros. Está sentado para siempre, seguro de su triunfo sobre todo mal. El cristiano no cree en el pecado, sino en la victoria de Cristo sobre el pecado.
Evangelio.- Cristo recurre al simbolismo del apocalipsis para describir el final de la historia humana.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Para el cristiano todo lo que hay de catastrófico en el mundo encuentra sentido positivo y esperanzador: el alumbramiento de un mundo nuevo y de una nueva creación. Espera el final del orden presente, pero sabe que le sucederá un orden nuevo.
La apocalíptica es un género literario que se sirve de un lenguaje especial, para describir la realidad. No es una guía que describe el desarrollo de unos hechos. Su intención es simbólica, plástica. Por lo que el final, es expresado con imágenes tremendistas: cataclismos cósmicos, guerras, fuego, derrumbamientos, personajes celestes, señales luminosas... Es la imaginería que se recoge en el Evangelio de hoy. Pero su valor no es literal, sino simbólico. La desaparición del "mundo viejo" coincidira con la irrupción de una creación nueva. En el mismo momento en que todo sea oscuro (confesión, caos), aparecerá el Hijo de Dios, el salvador.
Sin la cruz de Cristo es imposible soportar las tribulaciones de la vida ni vislumbrar dentro de las tinieblas la salvación del pueblo. Pero la cruz cristiana no se reduce a un fracaso: es victoria sobre la tumba, la muerte, el pecado. En ese final confiamos.
Si de un lado, se hace pretende advertir la proximidad del final del tiempo; por otro lado se acentúa que el momento sólo Dios lo sabe. Así el evangelio quiere expresar la tensión del vivir en la fe y hacernos tomar conciencia de la necesidad de engendrar una esperanza activa.
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