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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Domingo, 2. Febrero 2025 - 18:55 Hora
IV Domingo TO (Fiesta de la presentación)

1L.-Malaquías escribe una de sus preocupaciones para responder a los escandalizados ante el hecho de que los los infieles (injustos y opresores), vivían mejor que los fieles. Por ello, anuncia el "Día de Yahvè", cuando Dios destruirá el mal para siempre y asegurará a los fieles una vida saludable.
2L.-Jesús, con sus sufrimientos, incomprensiones y muerte, consiguió el propio Jesús la perfección, la gloria y el honor de entrar en comunión total con Dios, por la muerte halló la vida y nos liberó de la angustia de la muerte.
Evangelio.- La presentación de Jesús en el templo
PARA LLEVAR A LA VIDA
Entre la inmensa muchedumbre que ha acudido al templo, Jesús pasa inadvertido. Los sacerdotes no advierten nada especial. María y José se mezclan entre la gente de manera que Dios acudió de incógnito a la cita con su pueblo. Pero un anciano y una anciana esperan discretamente en oración: esperan al Mesías, y esperan con la paciencia infinita. Por eso sus ojos medio cerrados reconocieron al Señor.
Simeón da al niño títulos anunciados por el profeta Isaías: "salvación de Dios", "luz para alumbrar a las naciones", "gloria de Israel". Es el esperado de los tiempos.
Estamos ante el primer anuncio del universalismo de la misión de Jesús.
Será salvador para todos. Pero por un desconocido misterio del mal y del duro corazón del hombre, lo que estaba destinado a la salvación se ha convertido para algunos en mensaje de contradicción.
Este será el trasfondo de toda la tragedia de Jesús. Cuando el creyente vive sus enseñanzas en una intensidad fuerte, puede hacer surgir la contradicción hasta en el seno de la propia familia. En esos momentos de incertidumbre es donde se calibra y mide la actitud que uno tiene ante el reino. Es preciso optar con decisión. Nuestro esfuerzo, cualquier trabajo pequeño o grande de nuestra vida, debe encaminarse a la construcción en nosotros de esta vida de cara a Dios. Jesús fue haciendo este camino, como primera etapa, en el seno de una humilde familia de pueblo. Siempre que Cristo acude a un encuentro, a una cita con nosotros, lo hace sin estruendo. Hoy acude pequeñín, como un recién nacido. Mañana acudirá discreto, como un amigo que llama a la puerta. Al atardecer, mendigará nuestra mirada, cuando lo expongan desnudo en una cruz. Y una vez resucitado, viene de nuevo, se aparece, pero nuestras manos no pueden retenerlo: apenas lo hemos reconocido, y ya habrá desaparecido.

Domingo, 26. Enero 2025 - 11:00 Hora
III Domingo TO (ciclo C)

1.L-El pueblo restaurado inaugura en una asamblea santa su nueva existencia. Preside la palabra de Dios, que es leída y explicada, de modo que todos la entiendan. Dicen su amén de participación y compromiso, como la comunidad del Sinaí. Es la alianza revivida en el espíritu y hasta imitando el modo de la alianza antigua. La palabra de Dios es la que revela su presencia.
2L.-El apóstol compara la Iglesia con el cuerpo humano: debe haber diversas funciones y ministerios; pero ninguno de ellos es autónomo.
Evangelio.-En la sinagoga de su pueblo natal Jesús expone claramente su programa mesiánico: dar una buena noticia a los pobres, anunciar a los presos la libertad, a los ciegos la vista, a los oprimidos la liberación.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Jesús comienza su homilía: Hoy, en vuestra presencia, se ha cumplido este pasaje. En el contexto, estas palabras adquieren un doble significado: Jesús es el ungido por el Espíritu para proclamar la buena noticia; los oyentes son los pobres, los cautivos, los ciegos, los oprimidos.
Jesús declara que la profecía de Isaías se cumple ya con su presencia. En él comienza la salvación, tan deseada. Por eso, lo que Jesús predica es realmente la Buena Noticia y no sólo una buena promesa. Con el se inicia el verdadero año de gracia, el año-jubilar, el año de remisión de todas las deudas, entendido en sentido universalista, para todos sin distinción.
Nosotros reconocemos a Jesús como el ungido de Dios, como quien transmite la fuerza de su Espíritu. Aceptar a Jesús ha de concretarse en actualizar su obra de liberación para los hombres; y sólo quien ayuda a los enfermos, libera a los cautivos y proclama el evangelio para todos, ha comprendido su mensaje.
Su Palabra se cumple en la eucaristía siempre que hay Espíritu Santo. Por eso la comunidad eucarística es esencialmente misionera y profética, para descubrir siempre y en todo lugar lo que Dios nos ha revelado.

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