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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Viernes, 9. Mayo 2025 - 18:24 Hora
IV Domingo de Pascua (ciclo C)

1L.-La asamblea cristiana se divide entre los judíos (cerrados y orgullosos) y los conversos paganos. Los primeros los consideran "impuros", y se oponen a Pablo e incluso tratan de echarlo fuera. Intervienen las mujeres ricas y piadosas. Desde ese momento se constituye una comunidad cristiana que se separa progresivamente de los judíos.
2 L.- El apóstol contempla a los que han llegado ya a a la meta, a la salvación definitiva (significado de la túnica blanca). Su número es incontable y en sus manos llevan palmas en señal de victoria. La salvación se la deben al Cordero y por eso entonan un himno de alabanza. Los que no se dejaron doblegar ante ningún poder humano, lo hacen ante Dios en señal de agradecimiento.
Evangelio.- Cristo se auto presenta con los rasgos del buen pastor y describe su peculiar relación con las ovejas.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Tener experiencia interior de Jesús como pastor nos lleva a reconocer la voz del Maestro dondequiera que resuene. Siguiendo su consejo, hemos de estar atentos a todo.
El mensaje de este evangelio encuentra su sentido más profundo en el contexto pascual. El resucitado nos ha revelado un amor más fuerte que la muerte; quienes se dejan abrazar por ese amor, superan con Jesús todas las dificultades y resucitan con él. Participan de su resurrección y la muerte es para ellos el desfiladero de la vida, el paso a la verdadera vida, al Padre.
Jesús se muestra persuadido de que nada ni nadie puede apartar de él a los que son "suyos" y a los que él ama. Por eso, cuantos creen en Jesús encuentran su vida guardada en las mejores manos y no morirán para siempre. Porque Jesús y su Padre son uno. Dios nos tiene con fuerza y es el quien inspira en nosotros una confianza sin límites. El es el único garante de toda evangelización y de toda tarea eclesial.
Los salvados y purificados con su sangre «le reconocemos como el Pastor auténtico, que nos conduce. Comulgar con Cristo es «escuchar su voz» y tener la confianza de que «nos da la vida eterna.»

Domingo, 4. Mayo 2025 - 08:26 Hora
III Domingo de Pascua (ciclo C)

1L.-La primera comunidad cristiana se ve en la necesidad, de desobedecer formalmente una orden de la autoridad, porque iba en contra de la imperiosa exigencia del Evangelio.
2L.-Juan ve a Cristo junto a Dios en la figura de un cordero que parece degollado (muerte), pero está de pie (resurreción) eternamente vivo, su nombre recuerda, a la vez, al cordero pascual y al siervo de Dios, que toma sobre sí los pecados del mundo.
Evangelio.- La aparición del resucitado en la orilla
PARA LLEVAR A LA VIDA
La noche representa la ausencia de Jesús, luz del mundo, que hace infecundo todo trabajo.
"Estaba ya amaneciendo cuando se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús". La llegada de la mañana coincide su presencia es el día que permite trabajar realizando las obras del Padre. La obediencia a la palabra de Jesús, la fidelidad a su mensaje, es la condición para que el trabajo apostólico tenga fruto.
Pedro no lo había descubierto pero al oír lo que le dice el otro discípulo, comprende. Este cambio de actitud de Pedro, se expresa con el lenguaje simbólico del vestido-desnudez y el tirarse el agua. La desnudez de Pedro indica que carece del vestido propio del discípulo. "Se ciñó la túnica". La desnudez representa no haber aceptado la muerte de Jesús como expresión suprema del amor y tomarla como norma. Por ello para expresar su disposición a dar la vida, se tira al agua. Muestra estar dispuesto al servicio total hasta la muerte.
"Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan". El alimento que ven y que Jesús ha preparado es distinto del que ellos han obtenido por indicación suya. Este último es fruto de su trabajo, el que encuentran preparado es don gratuito. Existen, por tanto, dos alimentos: el que da directamente Jesús, y el que se obtiene respondiendo a su mensaje. El que Jesús ofrece y el que presentan los discípulos se convierte en "nuestro" alimento.
La eucaristía es el don de Jesús a sus amigos. «Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían que era el Señor.» El Señor está realmente entre nosotros; no lo vemos, lo sabemos por la fe. Y no está sólo en la Eucaristía, sino que en el trabajo de la vida, en ese esfuerzo por transformar el mundo y hacerlo cada día mejor.

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