Miguel P. León Padilla
Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Domingo, 2. Noviembre 2025 - 05:56 Hora
Todos los fieles difuntos
1L.-- Jb, 19, 21-27
"Sé que mi libertador está vivo, y que al final se levantará sobre el polvo de los muertos". Job se halla a las puertas de la muerte. No ha ganado su pleito. Desea que, por lo menos, sus palabras queden grabadas de modo definitivo sobre un material indestructible, para que, algún día después de su muerte, el proceso pueda continuarse.
2L.- Rm 08, 14-23
La muerte es un nuevo parto lleno de dolor y de esperanza. Dolor de tener que dejar todo lo querido y adquirido, para abrirse a lo desconocido. Esperanza de verse libre definitivamente de cuanto se degrada y corrompe. Esta esperanza la confirma la acción del Espíritu que nos convence de que Dios es Padre.
Evangelio.- Jn 14, 01-06; 18-1
En la casa de mi Padre hay muchas estancias.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Hoy es la fiesta de los fieles difuntos. Es continuación y complemento de la de ayer. Junto a todos los santos ya gloriosos, queremos celebramos el recuerdo de nuestros difuntos.
Muchos de ellos formarán parte, sin duda, de esa muchedumbre que celebrábamos ayer.
Es un día de intercesión ante el Señor haciendo memoria de todos nuestros familiares y amigos difuntos. Aquellos que pasaron de este mundo a la casa del Padre, se adentraron en la vida eterna. Fueron alumbrados a una nueva realidad. Cuando recordamos a nuestros difuntos, lo hacemos con la esperanza de que comparten la vida nueva de Jesús, su resurrección. Y que también nosotros compartiremos un día esta vida, si realmente caminamos por este mundo siguiendo las enseñanzas de Jesús, amando como el y confiando en Dios como el confiaba.
En la Eucaristía que celebramos recordando a nuestros difuntos, comeremos el Cuerpo de Cristo para unirnos a él y a ellos más fuertemente. Porque es la celebración es un punto de encuentro, que condensa misteriosamente lo visible y lo invisible, que trasciende el tiempo físico y se impregna de eternidad. Es compartir aquí y ahora su vida nueva. Tal como él nos dijo: "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna".
Por eso, este día es ocasión propicia para recordarles y recordarnos que no solo existe la dimensión sensible y material, que hay un más allá, habitado por el Creador y por quienes dejaron este plano de realidad.
Viernes, 31. Octubre 2025 - 08:29 Hora
Solemnidad de todos los santos
1L. La visión de S. Juan ha dejando atrás todas las luchas y persecuciones, para mostrarnos el triunfo del pueblo de Dios. Una muchedumbre incontable celebra la victoria. Nos muestra la aspiración de la humanidad, la superación de todas las diferencias y dificultades en una comunidad festiva en el reino de la paz.
2L. El apóstol nos recuerda que la esperanza de encontrarnos cara a cara con el Padre y de ser semejantes al Padre es la expectativa que estimula nuestra santidad. Es la esperanza que nos anima a seguir el ejemplo del "Primogénito entre muchos hermanos", y poner en ejercicio las bienaventuranzas.
Evangelio.- Jesús, al proclamar las Bienaventuranzas, nos invita a no permitir que lo sombrío del mundo borre la sonrisa del corazón.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Las bienaventuranzas describen a hombres y mujeres activos que, frente a situaciones negativas concretas, adoptan actitudes optimistas y por ello les llama felices. No son ilusos, como piensan los descreídos, sino inconformistas que se afanan por transformar lo precario de la realidad, comenzando por ellos mismos. Y por eso son capaces de crecerse ante lo que achica a los demás; capaces de descubrir que aún es posible ir más allá, donde los demás ya han tirado la toalla; capaces de sacar fuerza de flaqueza -estimulados por la fe- para contagiar entusiasmo e implicarse en hacer del mundo cada día más, un pedacito de cielo sin dejarse derrotar por el desánimo. Ante lo que, a quienes carecen de fe les provoca desaliento y su única respuesta son las lágrimas, ellos encuentran ocasión de emplearse para servir y amar a Dios en la necesidad de los hermanos. Su dicha es la sonrisa de un corazón esperanzado.
No olvides que hoy también es el día del santo que hay dentro de ti. No defraudes a Dios que tiene tantas esperanza en tí, ni entristezcas a quienes, cerca de tí, necesitan de tu alegre servicio.