Homilías de José Román Flecha
Lunes, 18. Septiembre 2023 - 11:00 Hora
DOMINGO XXV DEL T. ORDINARIO /A
LOS CRITERIOS DE DIOS
“Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes” (Is 55,9). Este oráculo divino, recogido en el libro de Isaías,
es una revelación de la misericordia de Dios
Nosotros nos dejamos seducir por las opiniones y los ejemplos de los malvados, pero Dios es bueno con los justos y los limpios de corazón (Sal 73,1-2). Él nos conoce y nos ama.
Sus criterios y sus planes no coinciden con los nuestros, pero siempre está cerca de nosotros.
El salmo responsorial confiesa esa cercanía de Dios: “El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los
que lo invocan sinceramente” (Sal 144,17-18).
Hoy la liturgia nos ayudará a repetir la afirmación que Pablo escribe a los hermanos de la ciudad de Filipos: “Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir” (Flp 1,21).
DERECHOS Y DEBERES
Según la parábola evangélica, un propietario sale varias veces al día a contratar obreros para que vayan a trabajar en su viña (Mt 20,1-16). El salario será un denario. Terminada la jornada, los que han trabajado durante más horas muestran su descontento por la igualdad del salario. La parábola nos ofrece al menos tres lecciones importantes:
• En primer lugar, se afirma que Dios es el dueño y nosotros somos unos jornaleros que tenemos el privilegio de colaborar en su propiedad. Él es el Señor. Trabajar en su viña es un honor. Así que hemos de estar agradecidos porque ha querido contar con nosotros.
• Además, el Señor nos paga con lo que nos ha prometido. Al pagar a los últimos como a los primeros está mostrando su bondad. Contra nuestras opiniones y actitudes, descubrimos
que su misericordia contradice y sobrepasa nuestra justicia.
• Nuestra sociedad ha aceptado la declaración de los derechos humanos, aunque ahora trate de ampliarlos con decisiones inmorales. Pero ante la misericordia de Dios, la reivindicación de nuestros derechos contradice la generosidad de su gracia.
ENVIDIA Y HUMILDAD
La parábola de los jornaleros invitados a trabajar en la viña se cierra con dos preguntas del Señor y con una reflexión que suena como un proverbio nacido de la experiencia.
• “¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos?” Pero nosotros nos atrevemos a juzgar el proceder de Dios. Es una blasfemia ponerse en su lugar. Dios no necesita los consejos que pueden nacer de nuestra presunta sabiduría.
• “¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?” Todos los días juzgamos el comportamiento de los demás. Pero nuestros juicios con frecuencia están teñidos por nuestros intereses. Evidentemente la bondad de Dios descalifica nuestra envidia.
• “Los últimos serán los primeros y los primeros los últimos”. Lo que nos hace valiosos ante Dios no son nuestros esfuerzos, sino su amor gratuito y universal. Los más humildes de la tierra están más cerca de Dios que los que nos gloriamos de nuestras buenas obras.
- Padre de clemencia y misericordia, te damos gracias porque nos has llamado a trabajar en la viña de tu reino. Perdona nuestra presunción. No tenemos derecho a imponerte nuestros
criterios y nuestras normas. Así que concédenos la humildad necesaria para aceptar tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
LA TENTACIÓN DE LA ENVIDIA
“¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?” (Mt 20,15)
1. La frase evangélica sugiere que las envidias entre los hermanos son una ofensa al mismo Dios. ¿Por qué ese pecado tan frecuente supone una duda o una negación de la bondad de Dios?
2. A veces se dice que el dueño de la viña dio el mismo salario a los últimos porque habían trabajado tanto o más que los primeros. ¿Responde esa interpretación al mensaje evangélico sobre el amor gratuito de Dios?
3. Dios nos hizo a su imagen y semejanza. ¿Pero no tratamos nosotros de imaginar y presentar un Dios concebido a nuestra imagen y semejanza?
4. Ante esta parábola, que tanto se parece a la del hijo prodigo, ¿cómo se puede explicar que pensemos y actuemos con envidia si de verdad reconocemos y proclamamos el amor universal de Dios y su misericordia paternal?
5. En las primeras comunidades, algunos discípulos procedentes del judaísmo, desde “la primera hora”, deseaban tener más privilegios que los discípulos llegados del paganismo ¿Se pueden observar hoy tensiones semejantes en la Iglesia?
6. Explicando las bienaventuranzas, san Bernardo decía a sus monjes que los perseguidos no siempre tienen que soportar la persecución que viene de fuera. ¿Hay también asechanzas y críticas provenientes de los de dentro?
7. Y yo, ¿estoy dispuesto a reconocer el bien que hacen algunas personas que parecen encontrarse en las periferias de la comunidad cristiana?