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Homilías de José Román Flecha



Lunes, 22. Julio 2024 - 12:15 Hora
DOMINGO XVII DEL T. ORDINARIO /B

ATENCIÓN A LOS HAMBRIENTOS

“Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará” (2 Re 4,43).
Esa es la orden que Eliseo transmite a su criado, que parece negarse a repartir a la gente los veinte panes de cebada que un hombre ha traído para entregarlos al profeta.
Aparentemente, el criado tiene razón, al pensar que aquellos panes no bastarán para alimentar al centenar de personas que tiene ante él. Pero Eliseo no se apoya en los cálculos humanos, sino en las promesas de Dios. Así que, después de dar de comer a la gente, al final todavía sobra pan, como había predicho el Señor.
Con el salmo responsorial, nosotros proclamamos que Dios da alimento a todas las criaturas. Abre su mano y sacia a todo viviente (Sal 144).
San Pablo confiesa que Dios es Padre de todo, lo trasciende todo, lo penetra todo, y lo invade todo. Por tanto, hemos de ser humildes, amables y comprensivos, para mantener la unidad del cuerpo de la Iglesia, al que pertenecemos (Ef 4,1-6).

EL JOVEN
El relato evangélico de la multiplicación y distribución de los panes y los peces (Jn 6,1-15) siempre nos enseña una nueva lección y nos interpela.
* En primer lugar, vemos que un joven ofrece a Jesús y a las gentes todo lo que tiene: cinco panes y dos peces. En esta sociedad del pesimismo y la indiferencia, deberíamos convencernos de que todos podemos poner algo a disposición del Señor.
* Jesús toma los panes, da gracias al Padre y los distribuye entre la multitud. A la luz de la fe, comprendemos que Jesús es el pan que se ofrece filialmente al Padre y se entrega generosamente a todos nosotros.
* Cada uno de nosotros puede identificarse con la multitud que busca al Señor o bien con el joven que entrega lo que tiene y también con el mismo Jesús. Con la gracia de Dios, algo podemos hacer ante la soledad, la pobreza y las necesidades de nuestros hermanos.

LOS DISCÍPULOS
En realidad, también podemos identificarnos con los discípulos de Jesús. El texto evangélico los cita en cuatro momentos:
• A veces nos parecemos a Felipe, que solo calcula lo que tienen los discípulos y se limita a señalar que, por su cuenta, no pueden alimentar a la multitud.
• En otras ocasiones nos parecemos a Andrés. Vemos la generosidad del joven, pero creemos que no basta para solucionar los problemas que observamos.
• Pero, al igual que los discípulos, tenemos que obedecer al Señor y repartir los panes, aunque no alcancemos a ver cómo llegarán a satisfacer a la multitud.
• Y finalmente, no podemos olvidar el aviso de Jesús: “Recoged los pedazos que han sobrado. Que nada se pierda”. Esa frase no ha perdido actualidad. Que no se pierda su gracia.
- Señor Jesús, la humanidad tiene hambre, pero a veces no sabemos responder a su necesidad. Que tu palabra nos lleve a prestar atención a los hambrientos y desposeídos de este mundo. Que no se olvide tu mensaje ni se olvide tu compasión. Amén.

LOS PANES

“¿Con qué compraremos panes para que coman éstos” (Jn 6,5)
1. ¿Nos preguntamos alguna vez por qué la humanidad camina hambrienta, siguiendo a quien puede dar respuesta a sus deseos?
2. ¿No nos interpela esa situación de las gentes, lejanas o cercanas a nosotros, que caminan esperando una palabra de verdad?
3. Evidentemente, el Señor conoce las necesidades de las gentes. ¿Por qué nos pregunta si nosotros tenemos una solución razonable para ellas?
4. ¿No ocurre algunas veces que nos preocupamos de tener nosotros lo suficiente, mientras nos desentendemos de las necesidades de los demás?
5. ¿Ante esas necesidades bastará acudir a la fácil solución de adquirir los panes o los remedios que parecen más inmediatos?
6. ¿Bastará una solución técnica para conseguir que las gentes vivan y caminen con dignidad y esperanza?
7. ¿Y yo respondo a la pregunta de Jesús, tratando solamente de ofrecer

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