Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Sábado, 4. Enero 2025 - 19:51 Hora
II Domingo de Navidad (ciclo C)
1L.-La Sabiduría de Dios se introduce aquí en primera persona, se trata de una personificación poética semejante a la usual en nuestros autos sacramentales. Sin embargo, esta función literaria ha dado pie para interpretar el texto refiriéndolo al Verbo o Sabiduría del Padre, la segunda persona de la Santísima Trinidad.
2L.- La alabanza y la acción de gracias de Pablo va dirigida al Padre, de quien proceden todos los dones y que nos ha enviado a su propio Hijo. En Jesucristo, hemos sido elegidos para ser objeto de todas las bendiciones divinas y para llevar una vida santa. Unidos a Cristo, somos también nosotros hijos de Dios. El que ha creado el mundo con su palabra, es poderoso para hacernos verdaderamente hijos suyos con su misma palabra.
Evangelio.-Jesucristo es la Palabra definitiva de Dios a la humanidad. Y es una Palabra asequible, porque no se ha encerrado en el recinto de una «ciudad prohibida», sino en la tienda de campaña de esta humanidad itinerante y peregrina.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Este prólogo del evangelio de Juan es un himno cristiano de los círculos joánicos, adaptado para servir de presentación a la narración evangélica de los hechos y dichos de la Palabra encarnada.
"La Palabra se hizo carne". No remite al momento de la Encarnación, sino a toda la existencia de Jesús. El proyecto divino realizado es una existencia humana, visible, accesible, palpable. La tienda del encuentro, morada de Dios entre los israelitas en el desierto, queda sustituida por Jesús. El lugar donde Dios habita en medio de los hombres es un hombre de carne y hueso. La realidad de la presencia de Dios ha comenzado a incidir históricamente en los hombres con el comienzo de la vida de Jesús: este suceso constituye el momento decisivo de la historia de la salvación; lo testimonian los cristianos. La palabra "carne" designa en Juan todo lo que constituye la debilidad humana, todo lo que conduce a la muerte como limitación del hombre. La encarnación no es ninguna apariencia: por la experiencia de nuestro ser de hombres es como hemos de acercarnos a Dios, a Jesús.
Esta existencia humana llamada Jesús es el resplandor de Dios, su gloria. Ha desaparecido la distancia entre Dios y el hombre. Buscas al Infinito, ve tras el Finito. La plenitud personal de Dios es Jesús, una plenitud de amor incondicional, consistente.
Miércoles, 25. Diciembre 2024 - 10:58 Hora
Solemnidad de la navidad del Señor
1L.- En el desconsuelo y servidumbre, con la nación en ruinas, pone el profeta consolador voz a la esperanza. Anuncia la victoria, la paz y el reinado de Dios. Es algo tan real y cercano, que ya ve por camino al mensajero de la buena noticia y a los vigías de la ciudad gritando y cantando al Dios que viene como liberador. Su anuncio llena la tierra. Todas las ruinas se antojan ya restauradas. Lo están en la activa esperanza.
2L.-En tiempos pasados Dios realizó su revelación valiéndose de los distintos profetas y de los patriarcas del Antiguo Testamento. Pero en Cristo da la última Palabra de Dios. Desde ahora será inútil buscar a Dios si no es partiendo de Cristo y de su mensaje evangélico.
Evangelio.- La palabra se hizo carne
PARA LLEVAR A LA VIDA
Un niño nos ha nacido. Así de indefensa es la omnipotente Palabra. En nuestros sueños divinos tal vez habíamos imaginado más fastuosidad y prepotencia. Esta sería la gloria humana, pero no la del Unigénito del Padre.
Jesucristo es la Palabra definitiva de Dios a la humanidad. Y es una Palabra asequible, porque no se ha encerrado en el recinto de una «ciudad prohibida», sino en la tienda de campaña de esta humanidad itinerante y peregrina.
La realidad de la presencia de Dios ha comenzado a incidir históricamente en los hombres con el comienzo de la vida de Jesús: este suceso constituye el momento decisivo de la historia de la salvación; lo testimonian los cristianos.
El es la verdad y la vida de Dios hecha carne. Ama, cura, perdona. Vive y sufre como un hombre entre los hombres. Todos pueden verlo y oírlo. Todos pueden creer en él, ver su luz, beber su agua, comer su pan, participar de su plenitud de gracia y de verdad. La comunidad cristiana lee solemnemente el prólogo del evangelio de Juan en la fiesta del nacimiento del Señor. Se trata de proclamar la misericordia y fidelidad de Dios, su gracia, que se han hecho realidad en Jesús.
La encarnación no es ninguna apariencia: por la experiencia de nuestro ser de hombres es como hemos de acercarnos a Dios, a Jesús.
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